Concepto de la evolución de internet: cables de fibra óptica iluminados junto a cables de red Ethernet.
Fibra óptica

La fibra batirá récords en 2026: el empuje de DIGI no afecta a la cuota de Movistar, Orange o Vodafone

  • El despliegue actúa como motor para el teletrabajo, la digitalización rural y la competitividad
  • Las tres grandes dominan el mercado mientras DIGI sigue ganando protagonismo

La fibra óptica en España continúa imparable. Según los últimos datos de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC), las líneas FTTH (fibra hasta el hogar) alcanzaron los 17,5 millones en agosto, tras sumar más de 58.000 nuevas conexiones en un solo mes. Con este ritmo, el mercado de la banda ancha fija podría superar los 20 millones de líneas a mediados de 2026, un nuevo récord histórico para el sector, dominado por Movistar, MasOrange, Vodafone y DIGI.

La CNMC señala que el número total de líneas de banda ancha fija en España ya se sitúa en los 19,3 millones. De ellas, más del 90% son de nueva generación y la fibra FTTH se consolida como la tecnología dominante en los hogares y empresas españolas. Movistar lidera el mercado con 5,8 millones de líneas, lo que equivale al 32,9% del total.

Gráfico de la evolución de la banda ancha fija por tecnología, mostrando el dominio de la fibra óptica (FTTH).

Fuente: CNMC

La expansión de la fibra en España mantiene un ritmo interanual cercano al 12%, según las estimaciones recogidas por The Objective. Esto supone más del doble del crecimiento medio de la Unión Europea, donde el avance ronda el 5%.

Gracias a este impulso, España se mantiene entre los países con mayor despliegue y adopción de fibra óptica del continente, por delante de Alemania, Francia o Reino Unido. Según el FTTH Council Europe, la cobertura de fibra supera ya el 95% de los hogares españoles.

Movistar, Vodafone, MasOrange y DIGI dominan el mercado

El mercado de la fibra sigue concentrado en los grandes operadores. Movistar, Vodafone y MasOrange agrupan el 82% de las líneas de banda ancha fija, porcentaje que asciende al 94% si se incluye a DIGI.

De acuerdo con los datos publicados por la CNMC, MasOrange tiene una cuota del 36,74%, Movistar del 31,46%, Vodafone del 13,79% y DIGI del 12,13%. El resto del mercado, un 5,9%, se reparte entre pequeños operadores regionales.

Gráfico de la cuota de mercado de banda ancha fija, con los porcentajes de MasOrange, Movistar, Vodafone y DIGI.

Fuente: CNMC

DIGI se mantiene como el principal motor de nuevas altas netas, pero su crecimiento no está restando clientes a los grandes operadores. La competencia, lejos de erosionar el mercado, lo está ampliando: todos los grupos mantienen sus cuotas en un entorno más dinámico y diversificado.

Qué significa este crecimiento para el usuario

Este contexto beneficia directamente al usuario. La mejora de las infraestructuras, la bajada de precios medios y la disponibilidad casi total de fibra en los hogares han hecho que la conectividad de alta velocidad deje de ser un lujo y se haya convertido en un servicio básico.

Dos jóvenes gamers compitiendo en un videojuego online con auriculares.

Fuente: Freepik

Además, los grandes grupos ya no solo pelean por cobertura, sino por ofrecer la fibra más rápida y estable del mercado, y eso beneficia de lleno al cliente:

  • MasOrange, por ejemplo, ha logrado batir un récord de 1,6 Tbps sobre red comercial, una velocidad inédita en España.
  • Movistar, por su parte, ha presentado mejoras con routers WiFi 7 y tecnología FTTR que permitirán alcanzar velocidades de hasta 10 Gbps en el hogar.
  • Y en el terreno competitivo, DIGI se mantiene como referencia en rendimiento al ofrecer la fibra más rápida y estable de España, según los últimos estudios.

Cabe señalar, por último, que el crecimiento de la fibra en España no es casual. Detrás de los 17,5 millones de líneas activas hay una combinación de factores que han impulsado la adopción de esta tecnología. Por un lado, el aumento de hogares y la llegada de nuevos residentes ha elevado la demanda de conexiones fijas; por otro, la digitalización rural y el teletrabajo han extendido la necesidad de buena conectividad más allá de las grandes ciudades.

A ello se suma el mayor consumo digital -streaming, videojuegos en línea o servicios en la nube- y la transformación tecnológica de empresas y pymes, cada vez más dependientes de la conectividad de alta capacidad.

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