
Minirreactores nucleares: la nueva apuesta de la UE para revolucionar la energía
- Bruselas abre una consulta pública sobre el futuro de los minirreactores nucleares
- Más de diez países de la UE ya trabajan en proyectos de esta tecnología
La Comisión Europea ha puesto sobre la mesa una tecnología que podría cambiar las reglas del juego energético en las próximas décadas: los minirreactores nucleares. Con el objetivo de acelerar la descarbonización y fortalecer la independencia energética, la UE ha abierto una consulta pública para definir el papel que jugarán los Reactores Modulares Pequeños (SMR) en el futuro mix energético comunitario. Más de diez Estados miembros ya han mostrado interés en esta prometedora alternativa a las grandes centrales nucleares convencionales.
El proceso, que estará abierto a la participación de gobiernos, empresas y sociedad civil hasta el 4 de diciembre, busca sentar las bases de una hoja de ruta definitiva que se presentará en el primer semestre de 2026. Bruselas considera que los SMR son una pieza clave para cumplir con sus compromisos climáticos, ya que ofrecen la posibilidad de generar grandes cantidades de electricidad libre de emisiones de carbono con mayor flexibilidad y menores costes. La expectativa es que los primeros proyectos en suelo europeo puedan estar operativos a principios de la década de 2030.
¿Qué son y qué ventajas ofrecen los SMR?
Los reactores modulares pequeños (SMR) son reactores nucleares avanzados con una capacidad de hasta 300 MW(e) por unidad, aproximadamente un tercio de la potencia de los reactores tradicionales. Su principal ventaja radica en su diseño: son pequeños, modulares y pueden ensamblarse en fábrica para luego ser transportados e instalados en su ubicación definitiva. Esto reduce drásticamente los plazos y costes de construcción, dos de los grandes obstáculos de la energía nuclear convencional.
Además, su tamaño compacto permite instalarlos en lugares donde las grandes centrales no serían viables, e incluso en redes eléctricas más pequeñas o zonas remotas. La seguridad es otro de sus puntos fuertes, ya que muchos diseños incorporan sistemas pasivos que dependen de fenómenos físicos como la gravedad o la convección natural, minimizando la necesidad de intervención humana en caso de emergencia. Algunos SMR están diseñados para operar hasta 30 años sin necesidad de recargar combustible, lo que simplifica su gestión y reduce la generación de residuos.
Un impulso industrial y geopolítico
El desarrollo de los SMR no es solo una cuestión energética, sino también industrial y estratégica. La Comisión Europea creó en febrero de 2024 la ‘European Industrial Alliance on Small Modular Reactors’, compuesta por más de 350 entidades, para reforzar la cadena de suministro y estandarizar los diseños. La carrera por liderar esta tecnología ya ha comenzado a nivel mundial, con países como China, Rusia y Estados Unidos tomando la delantera, lo que evidencia el enorme potencial de este mercado.
En este contexto, la Unión Europea busca no quedarse atrás y fomentar un ecosistema que permita a sus empresas competir a nivel global. Para España, el debate llega en un momento clave. Aunque el Plan Nacional de Energía y Clima mantiene su hoja de ruta, revertir el cierre de las nucleares actuales es una decisión con importantes limitaciones. Precisamente por ello, los SMR se perfilan como una alternativa de futuro, en un momento en el que incluso el Gobierno ha abierto la puerta a debatir sobre la energía nuclear, siempre que se garantice la seguridad y no suponga un coste para los consumidores.
A pesar de sus ventajas, los SMR se enfrentan a desafíos importantes. Es necesario crear un marco regulatorio armonizado en toda la UE para su licenciamiento, movilizar la inversión público-privada necesaria y resolver los cuellos de botella en la cadena de suministro y la formación de personal cualificado. La aceptación social es otro de los pilares que deberá trabajarse para garantizar el despliegue exitoso de esta tecnología.
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