
Netflix encarece sus tarifas en España y elimina el plan más asequible
- La plataforma retira su plan más económico y fuerza a los usuarios a elegir entre anuncios o una subida de precio
- La decisión se suma a la tendencia del streaming hacia tarifas más caras y limitadas
Netflix ha dado un nuevo golpe a los usuarios españoles eliminando de forma definitiva su plan básico tal y como lo conocíamos hasta ahora. Esta era la opción más económica para quienes querían acceder al catálogo completo de la plataforma sin gastar demasiado. Este movimiento obliga a los suscriptores que aún se mantenían en ese plan a tomar una decisión incómoda: aceptar un servicio más barato pero con anuncios, o asumir un incremento notable en su factura mensual si desean mantener la experiencia sin publicidad.
Hasta hace poco, el plan básico de Netflix suponía el acceso a todo el contenido por apenas 7,99€ mensuales, aunque con algunas limitaciones, como la resolución de vídeo y el número de dispositivos conectados al mismo tiempo. Sin embargo, ese modelo dejaba de ser rentable para la empresa, que ya empezó a ocultar su existencia en la web y finalmente restringió su contratación para nuevas altas el año pasado.
Ahora, los antiguos usuarios han empezado a recibir la notificación de que su tarifa será cambiada automáticamente. Las alternativas que propone Netflix son claras: pasarse al plan con anuncios, que cuesta 6,99€ al mes, o migrar al plan Estándar, que sube hasta los 13,99€ mensuales. Eso significa que, para seguir viendo contenidos sin cortes publicitarios, habrá que pagar un 75% más que antes. Si se opta por el plan con anuncios, aunque la cuota sea inferior, la experiencia dista mucho de ser la misma, ya que los anuncios interrumpen las series y películas.

La comunicación de Netflix no ha pasado desapercibida para los clientes: la plataforma presenta como una ventaja el traspaso al plan con anuncios, asegurando que así los usuarios «ahorran hasta un 30%» en comparación con el plan básico. Sin embargo, el matiz de perder la ausencia total de publicidad hace que la percepción del usuario sea más negativa. No existe ahora ninguna modalidad barata para disfrutar del catálogo completo sin anuncios.
Este movimiento confirma una tendencia en el sector del streaming que ya venía notándose desde hace tiempo: las tarifas suben, los servicios se fragmentan y la única forma de reducir el gasto es aceptar recortes de calidad o anuncios. La llamada «streamflation» no afecta solo a Netflix; otras plataformas como Disney+, Apple TV+ o Spotify han aumentado sus precios en los últimos meses, y la media de gasto anual por usuario en España supera ya los 250€, según datos recientes del informe de gastos por hogar en servicios esenciales elaborado por Roams. De esa cantidad, el vídeo en streaming se lleva unos 100€ al año de media, reflejando el peso que han adquirido estos servicios en los hogares.
Por tanto, el usuario que hasta ahora buscaba una suscripción económica, válida y sin limitaciones de contenido, pierde su única opción con la desaparición del plan básico. Quien no acepte anuncios deberá pasar a pagar casi el doble. Esto se suma a otras medidas de restricción impuestas previamente por Netflix, como el bloqueo de cuentas compartidas y el control estricto de los métodos de pago, para evitar que usuarios españoles paguen precios más bajos contratando en otros países o usando tarjetas extranjeras. La compañía ha reforzado su sistema de geolocalización y validación de pagos para asegurar el cumplimiento de las tarifas locales, cortando así una vía de ahorro que miles de usuarios venían utilizando desde hace años.
En este contexto, muchos hogares se están viendo obligados a revisar y ajustar su presupuesto dedicado al entretenimiento digital. Alternativas como compartir legalmente suscripciones a través de plataformas especializadas, aprovechar pruebas gratuitas en nuevos servicios o revisar si su tarifa de internet ya incluye alguna suscripción, pueden ser soluciones para quienes no quieran renunciar al streaming sin disparar el gasto mensual. El panorama, sin embargo, es cada vez más complicado para encontrar una oferta realmente competitiva y asequible sin sacrificar experiencia y comodidad.
El movimiento de Netflix marca un cambio estructural en el modelo de negocio del streaming en España, priorizando cada vez más los ingresos por publicidad frente a captar usuarios con tarifas bajas, en un mercado donde la competencia y el aumento global de precios hacen que mantener una experiencia premium sin pagar de más resulte prácticamente imposible para el usuario medio.
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