
Comprar una vivienda en pareja en España: la odisea que exige 10 años de ahorro
- Barcelona, Baleares y Málaga, las provincias donde comprar es prácticamente inviable
- El aval ICO aligera el camino, pero encarece las hipotecas hasta un 20%
El sueño de comprar una primera vivienda se ha convertido en una carrera de fondo casi inalcanzable para las parejas jóvenes en España. Según el detallado análisis financiero de Roams, una pareja que paga un alquiler necesita de media casi diez años de ahorro para reunir el dinero necesario para la entrada de una hipoteca al 80%. En cambio, aquellas que tienen la posibilidad de vivir con sus padres pueden conseguir ese mismo objetivo en menos de dos años.
Este dato no solo subraya una creciente desigualdad, sino que también dibuja un mapa de España con profundas fracturas en el acceso a la vivienda, donde el código postal y la situación familiar inicial pesan más que el esfuerzo de ahorro.
La brecha territorial del acceso a la vivienda
El informe pone de manifiesto que el lugar de residencia es un factor determinante. Hay provincias donde la compra de una vivienda es, en la práctica, directamente inviable para un sueldo medio. Es el caso de Barcelona, Baleares o Málaga, donde los cálculos de ahorro arrojan valores negativos. Esto significa que los ingresos medios de una pareja no son suficientes para ahorrar lo necesario ni siquiera en un horizonte de varias décadas.
En el extremo opuesto, provincias como Palencia, Guadalajara y Lleida presentan un escenario más esperanzador. Aquí, el ahorro para la entrada podría acumularse en aproximadamente tres años, gracias a precios de la vivienda más contenidos y un coste de vida inferior.
Como explica Pablo Vega, experto en finanzas de Roams, esta brecha “es enorme”, lo que “refleja un mercado profundamente desigual y desequilibrado”.
Vivir con los padres: el atajo de oro para la hipoteca
La diferencia entre empezar desde un alquiler o desde el hogar familiar es abismal. Mientras los primeros destinan gran parte de sus ingresos a la renta mensual, los segundos pueden dedicar casi la totalidad de su capacidad de ahorro a la futura entrada. Este “atajo” se ha convertido en la vía más realista para muchos jóvenes.
Incluso en las zonas más tensionadas del país, como Madrid o Baleares, una pareja que vive con sus padres podría reunir el dinero en unos tres años y medio. En contraste, una que paga alquiler en esas mismas regiones se enfrenta a un horizonte de décadas, si es que llega a ser posible.
Para Vega, “el acceso a la vivienda depende más del punto de partida que del esfuerzo de ahorro”, ya que solo “quienes parten de una situación sin gastos fijos, como vivir con los padres, tienen opciones reales”. Para el resto, como apunta el experto de Roams, “la compra se ha convertido en un objetivo prácticamente inalcanzable”.
El aval ICO, ¿una solución con trampa?
El aval ICO, diseñado para que los jóvenes puedan financiar el 100% del valor de la vivienda, se entiende como un salvavidas. Sin embargo, este mecanismo tiene una doble cara: si bien acorta drásticamente los plazos de ahorro, también encarece la hipoteca de forma significativa. Las cuotas mensuales pueden ser entre un 15% y un 20% más altas, lo que se traduce en un pago de intereses mucho mayor a lo largo de la vida del préstamo.
A pesar de ello, para quienes viven con sus padres, esta opción reduce el tiempo para cubrir los gastos de compraventa (impuestos, notaría, etc.) a menos de un año. Para las parejas que pagan alquiler, aún con el aval, seguirían necesitando más de tres años y medio de ahorro para afrontar estos costes iniciales.
La inflación, el enemigo silencioso del ahorro
Por si fuera poco, el contexto económico actual añade más leña al fuego. El repunte del IPC (Índice de Precios al Consumo) actúa como una barrera adicional. El estudio calcula que una inflación sostenida del 3% anual puede retrasar entre seis meses y un año los plazos de ahorro que se necesitan para la adquisición de la vivienda.
“Cada punto de inflación que no se traduce en una subida de salarios, supone menos margen para ahorrar”, se lamenta Pablo Vega, quien finaliza asegurando que el efecto es directo. “El objetivo de tener una vivienda propia se aleja cada año más para quienes ya se han emancipado”, asevera el experto en finanzas.
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