
Margen nulo en la red eléctrica: se duplicará la demanda y costará hasta 6.000 millones
- Los nuevos gigantes del consumo eléctrico: IA, hidrógeno y recarga ultrarrápida
- La flexibilidad como salvavidas: cómo gestionar la demanda podría ahorrar 700 millones al año
Mientras España acelera su transición energética, una bomba de relojería silenciosa amenaza con hacerla descarrilar. Un informe demoledor, a cargo de la consultora EY y del Instituto de Investigación Tecnológica, ha revelado el dato que lo cambia todo: la red eléctrica nacional, la infraestructura que debe soportar nuestro futuro electrificado, ya no tiene capacidad de maniobra. No es una advertencia a futuro, es una crisis presente.
Con una red ya saturada, las proyecciones son alarmantes. Para 2035, el consumo eléctrico podría duplicarse, con un aumento de hasta el 105%. Esta explosión de la demanda está impulsada por nuevos gigantes que consumen energía de forma masiva y concentrada, algo para lo que la red actual no está preparada.
La revelación más impactante del análisis es esta: el sistema eléctrico parte de un “margen de capacidad prácticamente nulo”. Esto significa que nuestra infraestructura ya está al límite, una auténtica alerta en la red eléctrica que nos afecta a todos, incluso antes de empezar a conectar la avalancha de consumo que se avecina. Estamos iniciando la carrera más exigente de nuestra historia energética sin un metro de ventaja.
NUEVOS GIGANTES ELÉCTRICOS. Más de la mitad del consumo en 2030 vendrá de la industria y, sobre todo, de tres nuevos actores: el hidrógeno verde, la recarga de alta potencia y los centros de datos. La voracidad de estos últimos es tal que ya se ha convertido en un problema global, donde la IA devora la red eléctrica y amenaza tu factura. Su demanda constante 24/7 crea una tensión sin precedentes en puntos muy concretos del sistema.
Mantener las luces encendidas tendrá un precio astronómico. Dado que partimos de un margen nulo, el informe calcula que solo en 2030 se necesitará una inversión anual de entre 4.500 y 6.300 millones de euros. Esta cifra es el coste de reforzar, ampliar y digitalizar una red que, de lo contrario, se enfrentará a cuellos de botella, sobrecargas y, en última instancia, a un riesgo real para la estabilidad del suministro.
VÁLVULA DE ESCAPE. Ante semejante inversión, no todo es tender más cable. El informe señala una solución clave: la ‘flexibilidad’ o gestión inteligente de la demanda. Incentivar que el consumo masivo se desplace a horas de menor congestión podría evitar picos de saturación y generar un ahorro en inversiones de hasta 700 millones de euros anuales, una medida crucial para hacer viable económicamente esta modernización forzosa.
La conclusión es clara: la vulnerabilidad de la red ya no es una hipótesis, es una realidad cuantificada. Actuar no es una opción, es una necesidad urgente para garantizar el futuro energético y económico del país.
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