
España, a la cola de Europa: la falta de interconexión eléctrica dispara el riesgo de apagones
- España apenas alcanza un 3% de capacidad de intercambio eléctrico con Francia, muy lejos del 15% fijado por la UE
- Los retrasos en los proyectos clave prolongan la vulnerabilidad del sistema hasta, al menos, 2027
España se encuentra en una posición de extrema vulnerabilidad energética dentro de Europa. Un informe reciente de la consultora Ember sitúa al país, junto a Irlanda y Finlandia, como uno de los más expuestos a sufrir apagones a gran escala debido a su escasa capacidad de interconexión eléctrica con el resto del continente. Esta “isla eléctrica” quedó en evidencia durante el gran apagón del 28 de abril, que sumió a la Península Ibérica en la oscuridad y subrayó la urgente necesidad de reforzar los lazos energéticos para garantizar la seguridad del suministro.
El estudio de Ember es contundente: más de la mitad del sistema eléctrico europeo (un 55%) tiene una capacidad limitada para importar electricidad, lo que incrementa el riesgo de fallos en la red. En este preocupante escenario, España destaca negativamente por contar con un apoyo muy limitado de sus vecinos en caso de una emergencia en la red. “La Península Ibérica es más vulnerable a los riesgos de apagón que otros países europeos debido a las limitadas conexiones a la red eléctrica continental”, señala directamente el análisis.
La situación no solo responde a posibles fallos técnicos, sino que se enmarca en un contexto de creciente inseguridad por conflictos bélicos y ciberataques, lo que convierte la robustez de las infraestructuras en un asunto de seguridad nacional. Pawel Czyzak, director del programa europeo de Ember, advierte que “si no se toman medidas inmediatas para ampliar y proteger las interconexiones, aumentará el riesgo de apagones”.
EL APAGÓN. El incidente del 28 de abril no fue una simulación. Millones de ciudadanos en España y Portugal se vieron afectados por un corte de suministro que duró horas. Tras el suceso, ambos gobiernos instaron a la Unión Europea a respaldar nuevos proyectos de interconexión, calificando de “esencial” el establecimiento de vínculos más fuertes para prevenir futuras disrupciones.
Paradójicamente, fueron las pocas conexiones existentes las que permitieron iniciar la recuperación del sistema. Apenas diez minutos después del colapso, se reactivó la primera línea entre Francia y España, a la que se sumaron la interconexión con Marruecos y otras conexiones francesas. Aun así, la restauración completa del servicio en España tardó aproximadamente 16 horas, un tiempo que evidencia la dependencia y la debilidad del sistema ibérico. La situación actual de la red eléctrica, en ocasiones al borde de la saturación, agrava esta vulnerabilidad y deja patente por qué es tan crítica la alerta en la red eléctrica y cómo te afecta que esté saturada al 83,4 por ciento.
ESPAÑA ES UNA “ISLA”. La importancia de un sistema mallado y robusto se ha demostrado en repetidas ocasiones en el continente. Según Ember, Europa ha evitado al menos tres grandes apagones en los últimos cinco años gracias a las interconexiones: dos en Polonia y uno muy significativo en Francia durante 2022. En este último caso, debido a paradas en sus centrales nucleares, Francia pasó de ser el mayor exportador de electricidad a depender de las importaciones, que llegaron a cubrir hasta el 17% de su demanda máxima.
Incluso Ucrania, en pleno conflicto bélico, ha logrado estabilizar su sistema gracias a una sincronización de emergencia con la red europea, pasando de exportador a importador de energía para sobrevivir a los ataques rusos. Estos ejemplos contrastan con la situación de España, cuya capacidad de intercambio con Francia apenas llega al 3%, muy lejos del objetivo del 15% fijado por la UE para 2030.
INVERSIONES FUTURAS. Consciente del riesgo, el Gobierno ha puesto en marcha un plan para fortalecer la infraestructura. Recientemente, se ha anunciado un marco que prevé una inversión histórica para reforzar la red eléctrica con 13.590 millones de euros hasta 2030. Este plan incluye 65 actuaciones clave para mejorar la resiliencia y facilitar la integración de energías renovables, con una inversión inicial de 750 millones de euros.
Entre los proyectos más ambiciosos se encuentran nuevas interconexiones con Francia a través de los Pirineos y la primera conexión submarina por el Golfo de Vizcaya, que por sí sola podría añadir 5.000 MW de capacidad de intercambio. Sin embargo, estos proyectos arrastran retrasos y no se espera que estén operativos antes de 2027 o 2028, dejando a España en una posición comprometida durante los próximos años.
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