
El futuro verde de Europa, en manos de China: dependencia total en la guerra industrial
- La industria eólica europea pierde márgenes frente a la presión de precios chinos, debilitando uno de sus sectores clave
- La electrificación de la economía europea sigue estancada en el 23%, a pesar de los avances en generación renovable
Europa celebra un hito histórico en su transición energética, con un 72% de su electricidad ya proveniente de fuentes bajas en carbono. Sin embargo, esta victoria oculta una vulnerabilidad estratégica devastadora: el continente se ha vuelto críticamente dependiente de China para adquirir las tecnologías clave —paneles solares y baterías— que necesita para asegurar su futuro verde, según revela el informe Power Barometer 2025 de Eurelectric.
Mientras la UE se posiciona como líder mundial en descarbonización, su base industrial para la transición energética se desmorona. La paradoja es total: para alcanzar su independencia energética de los combustibles fósiles, Europa está profundizando su dependencia de un competidor geopolítico directo, entregando el control de su futuro a Pekín.
EL DRAGÓN SOLAR. La situación en el sector fotovoltaico es la más alarmante. El informe revela un monopolio casi total en los eslabones más críticos: la cuota de China en la fabricación mundial de obleas y células solares supera el 95%. Esta cifra demoledora significa que, sin China, la producción de paneles en Europa se detendría casi por completo.
La propia Ley de Industria Neta Cero (Net-Zero Industry Act) de la UE establece que Europa debería fabricar al menos el 40% de los 60 GW de energía solar que necesita instalar anualmente para cumplir sus objetivos. Esto fija la meta de producción local en 24 GW. Sin embargo, la realidad es desoladora: la capacidad anunciada para fabricar componentes críticos como las células solares es de tan solo 11 GW, cubriendo menos de la mitad del objetivo y condenando al continente a importar masivamente para cumplir sus propias metas.
LA CARRERA DE LAS BATERÍAS. El panorama no es mejor en el almacenamiento de energía. La Ley de Reducción de la Inflación (IRA) de Estados Unidos ha creado un imán para el capital: en el año siguiente a su aprobación, EE.UU. atrajo el doble de inversión en fabricación de tecnología limpia que toda Europa junta.
Este éxodo de capital tiene un impacto directo. Mientras las proyecciones indican que la capacidad de fabricación de células en EE.UU. superará los 1.000 GWh, la UE apenas alcanzará los 600 GWh, consolidando su dependencia de las importaciones asiáticas.
EÓLICA EN ENTREDICHO. Ni siquiera la industria eólica, un sector donde Europa ha sido un líder histórico con 5 de los 10 mayores fabricantes mundiales, se salva. El informe advierte que estas empresas han sufrido un colapso en sus márgenes de beneficio debido a la inflación y, sobre todo, a la intensa presión de los precios de los competidores chinos. La base industrial europea, incluso en sus puntos fuertes, se encuentra financieramente debilitada y en riesgo.
Esta debilidad industrial generalizada tiene consecuencias directas y frena el progreso. A pesar de los logros en la generación limpia, la electrificación general de la economía europea lleva una década estancada en un preocupante 23%, una parálisis aún más peligrosa ante nuevos retos como el hecho de que la IA devora la red eléctrica y amenaza la estabilidad del sistema.
Mientras tanto, China no solo domina la fabricación, sino que también acelera su propia electrificación a un ritmo muy superior. La conclusión es clara: sin una política industrial europea mucho más agresiva, la transición energética del continente corre el riesgo de ser un espejismo que enriquece y fortalece estratégicamente a las mismas potencias de las que busca independizarse.
Fuente: Eurelectric
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