Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea, durante una comparecencia oficial.
Energía

Bruselas quiere adelantar el veto al gas ruso para asfixiar su economía: ¿cómo afectaría a España?

  • Expertos alertan de un posible encarecimiento del gas pese a la diversificación con EE. UU
  • España y la UE aceleran la transición renovable en medio de tensiones políticas entre socios

La Comisión Europea propone prohibir las importaciones de gas natural licuado (GNL) ruso desde el 1 de enero de 2027, un año antes de lo previsto. La medida busca asfixiar la financiación del Kremlin, pero genera dudas sobre el impacto en el mercado energético español y europeo, mientras el ministro Carlos Cuerpo llama a la calma.

La Comisión Europea ha dado un paso decisivo para cortar sus lazos energéticos con Moscú al proponer el adelanto del veto total a las importaciones de gas natural licuado (GNL) ruso. Esta medida, incluida en el 19º paquete de sanciones contra Rusia, busca mermar drásticamente los ingresos con los que el Kremlin financia la guerra en Ucrania.

El principal temor de los consumidores y las industrias es si este adelanto se traducirá en un encarecimiento de la factura del gas. Al eliminar a uno de los principales proveedores del mercado, la oferta se reduce y la competencia por fuentes alternativas, como el GNL de Estados Unidos, podría presionar los precios al alza. Expertos advierten que, aunque Europa ha aumentado sus reservas y diversificado sus compras desde 2022, la dependencia del GNL ruso sigue siendo significativa, representando cerca del 15% del suministro en 2024.

Sede de la Comisión Europea en Bruselas con el logotipo de la Unión Europea.

LA RESPUESTA DE ESPAÑA. Ante este escenario, el ministro de Economía, Comercio y Empresa, Carlos Cuerpo, ha asegurado que se trabaja para “minimizar el efecto” en las empresas españolas. En declaraciones recientes, Cuerpo destacó que tanto el Gobierno como la Comisión Europea están en contacto con las compañías afectadas para “ajustar esos calendarios”.

“Desde España, nuestras empresas este año ya están haciendo un esfuerzo adicional, por ejemplo, por aumentar en este caso las importaciones por parte de Estados Unidos”, afirmó el ministro, subrayando que la diversificación es la principal herramienta para garantizar la seguridad de suministro y mitigar la volatilidad de los precios.

El objetivo es sustituir el gas ruso por el de otros proveedores y acelerar, en paralelo, la transición hacia las energías renovables, en línea con el plan REPowerEU.

DEBATE EUROPEO. La propuesta no es definitiva. Para que entre en vigor, debe ser aprobada por unanimidad por los 27 Estados miembros de la UE, y se anticipan negociaciones complicadas. Países como Hungría y Eslovaquia, con una alta dependencia energética de Rusia, ya han mostrado reticencias en el pasado a endurecer las sanciones, por lo que podrían bloquear o retrasar la decisión final.

Fogón de gas en funcionamiento en una cocina doméstica. El consumo de gas en los hogares españoles podría encarecerse si se aprueba el adelanto del veto al GNL ruso. Fuente: Freepik

La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, defendió la medida como una respuesta contundente a la agresión rusa, afirmando que “la economía de guerra de Rusia se sustenta en los ingresos procedentes de los combustibles fósiles. Es hora de cerrar el grifo”. La propuesta también incluye sanciones a refinerías y comerciantes de terceros países, como China, que ayuden a Rusia a eludir las restricciones.

INDEPENDENCIA ENERGÉTICA. El veto al gas ruso es, en última instancia, un catalizador para acelerar la transición energética de Europa. El plan REPowerEU se basa en tres pilares: ahorro, diversificación y, sobre todo, un despliegue masivo de las energías renovables.

España, con su Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC), aspira a alcanzar un 81% de generación eléctrica renovable para 2030. Este objetivo no solo contribuye a la descarbonización, sino que se revela como una estrategia geopolítica fundamental para lograr la independencia energética. No obstante, los expertos advierten que sin una inversión decidida en almacenamiento y redes eléctricas inteligentes, podrían surgir tensiones en el sistema durante los picos de demanda invernal, lo que abre la puerta a problemas de abastecimiento de gas en invierno.

Por otro lado, el gas puede abaratarse gracias al megacontrato entre Rusia y China, lo que puede desembocar en un escenario de sobreoferta. Una consecuencia incierta que hay que juntar al posible veto adelantado al gas ruso para ver a las claras cómo se configura el mapa del gas en nuestro continente.

Icono cámara de fotosFuente: Comisión Europea
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