
Alerta en la red eléctrica: así te afecta que esté saturada al 83,4%
- Las compañías han publicado un mapa que muestra dónde hay capacidad disponible
- El atasco frena tanto desarrollo industrial y económico como opciones de autoconsumo y movilidad eléctrica
Puede que nunca te hayas parado a pensarlo, pero cada vez que enciendes la luz, cargas el móvil o pones la lavadora, utilizas una infraestructura invisible y fundamental: la red de distribución eléctrica. Es la red de carreteras secundarias que lleva la electricidad hasta tu casa. Ahora, un nuevo mapa publicado por las propias distribuidoras eléctricas a petición de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) ha encendido las alarmas: el 83,4 % de esa red ya está saturada.
Este dato, que parece técnico, tiene consecuencias muy reales y directas para tu bolsillo, tu futuro y la transición energética del país. Imagínate que las “carreteras” de la red eléctrica están tan congestionadas que ya no caben más “coches”. Ese es el problema actual. La saturación impide conectar nueva demanda eléctrica, y eso te afecta de varias maneras.
- Si piensas en un coche eléctrico: si quieres instalar un punto de recarga en tu garaje comunitario en una zona saturada, puede que te encuentres con que la red no tiene capacidad para soportarlo. Esto también frena la expansión de una red pública de cargadores rápidos, vital para viajar.
- Si quieres poner placas solares para autoconsumo: uno de los beneficios del autoconsumo es poder verter la energía que no usas a la red y recibir una compensación. En una red congestionada, esa “puerta” para devolver tu excedente puede estar cerrada, haciendo tu inversión menos rentable.
- Nuevas viviendas y servicios en tu barrio: el desarrollo de nuevas urbanizaciones o la instalación de servicios que consumen mucha energía (como centros de datos o nuevas industrias) dependen de poder conectarse a la red. Si no hay capacidad, estos proyectos se paralizan, afectando al crecimiento económico y a la creación de empleo en tu zona.
- Freno a la transición energética: de nada sirve tener muchísima energía renovable si no podemos llevarla hasta donde se necesita. Esta saturación crea cuellos de botella que limitan el aprovechamiento de la energía solar y eólica, haciéndonos más dependientes de otras fuentes y ralentizando la lucha contra el cambio climático.
EL ORIGEN DEL PROBLEMA. El "atasco" no ha surgido de la nada. Es el resultado de un enorme aumento en las solicitudes para conectarse a la red (impulsadas por la electrificación) y una regulación que, según las empresas distribuidoras, no ha permitido un ritmo de inversión suficiente para modernizar y ampliar la infraestructura.
Las distribuidoras, a través de la Asociación de Empresas de Energía Eléctrica (AELEC), denuncian que las reglas actuales no incentivan ni cubren los costes de las enormes inversiones que se necesitan para reforzar y digitalizar la red. Piden un cambio en el modelo para poder acometer las obras necesarias y evitar que el sistema se colapse.
EL LADO BUENO DE LOS MAPAS. A pesar de las malas noticias que revelan, la publicación de estos mapas es un paso importante. Por primera vez, cualquier ciudadano, promotor o empresa puede consultar de forma clara y homogénea dónde hay capacidad disponible en la red. Esto debería agilizar los trámites y evitar que se presenten proyectos en zonas donde de antemano se sabe que no hay hueco, facilitando una mejor planificación.
En resumen, la red eléctrica ha pasado de ser algo que simplemente funcionaba en segundo plano a ser el centro del debate. Su estado actual no es solo un problema para ingenieros o grandes empresas, es una barrera real que puede afectar a decisiones tan cotidianas como la compra de un coche eléctrico o la instalación de placas solares, y que determinará la velocidad a la que España avanza hacia un futuro más sostenible.
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